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miércoles, 26 de marzo de 2014

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miércoles, 26 de febrero de 2014

Adicción al orgasmo

La mayoría de mis clientes, sea por uno u otro motivo, tiene grandes preguntas acerca de porque sus relaciones no han durado, porque su relación actual se están hundiendo, o sobre lo que necesitan cambiar en ellos mismos para “estar preparados” para encontrar a su alma gemela. Aunque no hay dos cartas astrales ni dos personas que se parezcan, si tuviera que señalar con el dedo a algún culpable destructor de relaciones, me sentiría confiado de culpar a lo que he llamado “adicción al orgasmo”.
El lugar donde se puede detectar la adicción al orgasmo en la carta natal (aunque creo que este problema es universal) tiene que ver con los contactos que hacen Marte con la primera casa de Aries y Neptuno con la duodécima casa de Piscis.
Antes de sumergirnos en estas controvertidas aguas, me gustaría señalar algunos puntos. Primero, no hay nada inherentemente malo con tener orgasmos. Segundo, hay una diferencia entre la represión/supresión de nuestro deseo sexual natural y el aprender a preservarse de los orgasmos mediante la práctica de la sexualidad sagrada. Tercero, no todos tienen problemas con los orgasmos en sus relaciones (aunque creo que la mayoría los tiene), así que las ideas que propondré en este ensayo deben ser consideradas cuidadosamente si es que van a ser confrontadas con la realidad de nuestras propias relaciones.
La naturaleza de la primera casa, Aries y Marte
En la primera casa, el signo de Aries, y el planeta Marte se relacionan con el nivel más primitivo de nuestra existencia. Aries apunta al primer momento del nacimiento, la llama más pura de nuestra fuerza vital y el big bang de la creación. A nivel fisiológico, este trío se refiere a nuestra vitalidad: nuestro sentido de salud individual y fuerza. A nivel psicológico, se refieren a nuestro sentido de independencia, nuestro coraje, fuerza de voluntad y nuestro más primitivo ímpetu sexual.
El trío de la primera casa, Aries y Marte, está íntimamente relacionado al romance, las relaciones de pareja y la sexualidad. Sin estas energías no tendríamos acceso al poder y al impulso de tener contacto íntimo con otro ser humano. No tendríamos “química” ni habría esa “chispa”. No tendríamos el deseo de crear algo nuevo en nuestras vidas. Sin esta saludable fuerza vital, literalmente caeríamos enfermos. Sin esto en nuestras relaciones perdemos nuestra “chispa” o la novedad de nuestra conexión. En suma, si queremos candentes vidas amorosas, necesitamos asegurarnos de cuidar bien estas energías.
La naturaleza de la duodécima casa, Piscis y Neptuno
La duodécima casa, el signo de Piscis y el planeta Neptuno se relacionan con el sueño más elevado del Zodiaco: la manifestación de nuestros ideales y la obtención de la perfección. Piscis señala la manifestación del cielo en la Tierra: el lugar donde lo singular, el reino del espíritu (los peces subiendo y bajando del signo de Piscis) se integra completamente con el mundo material de la dualidad. La realidad de alcanzar la perfección se ha reservado tradicionalmente para avatares, santos, ascetas, gurús y místicos.
En la historia del zodiaco, comienza con Marte y el impulso creativo, luego el impulso creativo se cree que termina o se completa a sí mismo, con la obtención de la iluminación o la perfección. En principio, sin las energías de la duodécima casa, Piscis y Neptuno, no tendríamos ninguna razón o llamada para crear. Incluso si el cielo o la iluminación nunca son obtenidos realmente; incluso si no hay una posibilidad “real” de lograrla, necesitamos visiones e ideales (Neptuno) a las cuales aspirar con nuestra fuerza vital creativa (Marte). En el romance, necesitamos el ideal de la unión perfecta y el “y vivieron felices para siempre” para impulsarnos hacia un(a) nuevo(a) compañero(a), una nueva historia de amor y un nuevo intento de lograr el estado ideal de felicidad romántica.
La naturaleza del ciclo de adicción al orgasmo
En el inicio de nuestras relaciones, inspirados por la visión de la unión perfecta (Neptuno) o el estado ideal de felicidad romántica (Neptuno), nos abalanzamos (Marte) apasionadamente el uno hacia el otro (Marte). El resultado, al principio, es lo que llamamos el periodo de “luna de miel”. La conquista y los ideales se mezclan inmediatamente y hay grandes cantidades de dosis de novedad y felicidad. Si este fuera el final de la historia estaríamos extáticos y enamorados y no vería a tantos clientes que con vidas amorosas tan dolorosas. Desafortunadamente, esta “Luna de miel” termina relativamente rápido (para algunos dura más que para otros), la tensión aumenta, la pasión se desvanece y empezamos a angustiarnos. Nos  preguntamos “¿Qué pasó?” “¡Las cosas estaban yendo tan bien!” “¿Por qué siempre me pasa esto? “Debo tener un mal Karma”
Una antigua respuesta mística –que casi siempre pasa desapercibida- sugiere que es nuestro apego a los orgasmos que aparecen durante el coito lo que nos mantiene enamorándonos y desenamorándonos de nuevas parejas.  
Cuando tenemos un orgasmo estamos vaciando nuestra fuerza vital. A través de la eyaculación y las pesadas descargar energéticas del orgasmos perdemos fuerza vital. La razón por la que perdemos fuerza vital es bastante simple: la explosión está diseñada para crear una nueva forma de vida. Especialmente para los hombres los orgasmos habituales pueden ser increíblemente perjudiciales para las glándulas adrenales y los riñones. En el arte de la medicina china y la acupuntura, los hombres son estimulados a tener orgasmos es ciertos intervalos de tiempo para no drenar la fuerza vital demasiado seguido, ya que se cree que esto genera estrés y enfermedades en el cuerpo. Después de un orgasmo hay un tiempo que se necesita para que el cuerpo recupere su “carga” sexual. Muy a menudo, no nos tomamos el tiempo ni nos damos el espacio para sanar y reconstruir nuestra energía sexual. Al comienzo de nuestras relaciones, la novedad de la dinámica nos ayuda a recupera nuestra carga sexual con más rapidez. Sin embargo, mientras en tiempo pasa y se instala la familiaridad, los resultados negativos de la dependencia al orgasmo, aparecen.
Los signos de la orgasmo dependencia
El primer signo de la orgasmo dependencia es la extrema irritación o el ser demasiado pegajoso. Cuando nuestra fuerza vital es drenada repetidamente, sin un  tiempo de recuperación y la sin inclusión de una conducta vinculante prolongada a lo largo del coito, nos inquietamos. Podemos proyectar esta inquietud en nuestra pareja o podemos internalizarla. Al proyectarla, podemos ver solamente las cualidades más irritantes en nuestras parejas. De ser alguna vez idílicos y perfectos, ahora son menos atractivos e incluso enervantes.
Esto crea el típico escenario de cansancio post-sexual: los hombres parecen distantes, irritados, y dejan de estar atraídos mientras que las mujeres parecen pegajosas, inseguras y posesivas. Aunque las manifestaciones son muy diferentes, ambas son síntomas ambas son síntomas del agotamiento de la energía sexual en cada compañero(a). A menudo esta dinámica lleva a peleas intensas, que a su vez enciende las pasiones otra vez y permiten otra sesión de sexo vigoroso. Sin embargo, luego de un tiempo, esta compulsiva dinámica sexual lleva al punto en que la relación necesita algo nuevo (pronografía, libertad para salir con otras personas, etc) y si esto no funciona, empiezan las sacadas de vuelta y la relación simplemente termina.
La razón por la que “algo nuevo” se vuelve necesario es que “algo nuevo” es lo que enciende nuevamente el ímpetu por la conquista (Marte) hacia la fusión perfecta (Neptuno). El problema con todo esto es simple. Estas conductas destructivas en las relaciones demuestran una adicción al impulso marciano/neptuniano en vez de una fusión constructiva de sus funciones arquetípicas hacia fines saludables.
En nuestras relaciones, la adicción al orgasmo puede ser el principio del fin. Cuando nos quedamos fijados en el éxtasis momentáneo del orgasmo en vez de en la circulación de afecto, contacto, aliento e intimidad, podemos objetivar al otro rápidamente. En vez de construir intimidad entre dos personas, nos usamos los unos a los otros para manifestar los ideales de nuestro ego y después, rápidamente nos desencantamos cuando nos damos cuenta de que realmente no conocemos ni amamos a la otra persona y que no hemos logrado nada. ¡Tal es la naturaleza del ego que no sabe como servir al ser superior!
La sexualidad sagrada tradicional nos alienta a la intimidad real en vez de solo precipitarnos apurados al orgasmo. Las parejas son alentadas a poner mayor énfasis en la circulación, el compartir y lenta/juguetonamente explorar el cuerpo, la mente y el espíritu del otro durante la relación sexual. En este tipo de lovemaking, el énfasis está dirigido a vincular y no apurarse al orgasmo (y en consecuencia el agotamiento de nuestra carga sexual). Los orgasmos deben presentarse esporádicamente, si es que se dan en absoluto. Algunos incluso dicen que si no planeas crear vida, entonces no debes tener orgasmos. Esta es quizás una filosofía sexual más conservadora. Recientemente, se han escritos más libros que sugieren que nuestra fijación por los orgasmos puede ser tan adictiva y potencialmente tan perjudicial para la salud como la nicotina y el alcoholismo. Cuando las parejas inician relaciones sexuales sin orgasmos por periodos largos de tiempo, y luego desacoplándose lentamente, la intimidad se profundiza en vez de quedar con los cuerpos vacíos. Practicar el sexo sin orgasmo regularmente es parte de una actividad sexual más elevada, con niveles de intimidad más sutiles y profundos, biortimos más fluidos y sobre todo, reducción del estrés.
La naturaleza del contacto Marte/Neptuno
Desde el punto de vista astrológico, si queremos alcanzar nuestros sueños (Neptuno) necesitamos asegurarnos de que nuestra energía creativa (Marte) está siendo circulada y cuidada en vez de ser gastada habitualmente. A Aries, a menudo le falta el vigor o la paciencia para crear resultados duraderos si queremos alcanzar nuestros más elevados ideales (Neptuno) en compañía y enamorados, entonces necesitamos aprender como mantener nuestra energía creativa (Marte) viva y saludable. Es interesante, los contactos Marte/Neptuno se refieren tradicionalmente a la sexualidad sagrada junto con el impulso de perderse uno mismo por completo. Los contactos Marte/Neptuno en la carta astral se pueden referir a las artes marciales, la danza y el tai chi, tanto como se pueden leer como adicción al sexo y a las drogas.
La naturaleza de Marte/Neptuno es la del esfuerzo del primer y el último signo por entenderse. ¿Cómo usamos nuestra más básica y emotiva creatividad primordial (nuestro impulso sexual marciano) para lograr que nuestros más grandes y duraderos sueños se hagan realidad? La respuesta: ¡a través de la circulación de nuestra energía creativa, lenta y pacientemente construimos resultados se acerquen cada vez más cerca a nuestros sueños!