“Yo no soy de ningún partido, yo
vengo a representar el sentimiento del pueblo” Palabras más, palabras menos, es
argumento común para la mayoría de los nuevos voceros del Sí. Los voceros del
APRA, esgrimen una variación de lo mismo al decir que están cumpliendo su deber
partidario de representación de la voluntad popular. Este argumento, que
superficialmente parece válido, esconde uno de los problemas fundamentales de
nuestra sociedad. Una barrera que impide el desarrollo de una verdadera
democracia representativa. Pero antes de volver a este punto quisiera definir
un par de conceptos que me parecen útiles para entender lo que está sucediendo
en la actualidad y lo que está en juego con la revocatoria.
El primer concepto es el de “Liderazgo
Servidor”. Aunque tiene varios nombres y ha sido analizado desde varias perspectivas –mucho más completas que la que usaré en este artículo- es bastante
conocido para el marketing político[1].
Un líder servidor es aquel que en vez de liderar la opinión pública se limita a
seguirla. Usa la retórica de un líder pero en lugar de plantear retos a la
ciudadanía, la adula. No busca la adhesión del electorado a un programa de
gobierno, sino que ofrece simplemente lo que sabe que contará con un apoyo
mayoritario. Su preocupación exclusiva es cumplir con las expectativas más
superficiales de los electores en vez de persuadirlos de comprometerse con las
ideas que él cree correctas; no aspira a reformar o mejorar nada, sino más bien
manipular la situación existente para adaptarse de la manera más conveniente a
la percepción de los votantes; sus opositores lo llaman populismo y sus
partidarios entienden que así se está más cerca de la democracia directa. Los liderazgos de este tipo son los que han
triunfado alrededor del mundo, sobre todo desde la aparición de la televisión y
la configuración de lo que hoy llamamos sociedad de masas.
Por otra parte, según la teoría
de la democracia, para que esta funcione como fue pensada, los liderazgos
servidores deben disminuir hasta desaparecer por completo para dejar espacio al
Liderazgo Transformador.
Un líder transformador es aquel
que tiene visión, ideas propias y es consecuente con ellas. Aunque no deja de
gestionar su imagen estratégicamente, su discurso supone cosas mucho más
profundas. Un líder así apela tanto al intelecto como a las emociones de su
auditorio[2].
Ahora quisiera volver al problema
que planteé al inicio: los liderazgos servidores se consolidan en la sociedad
de consumo que ahora es Lima, en la que la política, las instituciones y la
democracia están fracasando.
Justo hoy, mientras escribo me
encuentro con esta noticia y termino de convencerme de que en el proceso de revocatoria que
estamos viviendo está en juego la consolidación de este tipo de liderazgos
entre nuestra clase política. Ninguno de los voceros del Sí, tiene nada para
proponer, hablan de obras sin considerar ninguno de los temas de fondo. Ninguno
está listo para aceptar, por ejemplo, la importancia de que por primera vez en
la historia de la ciudad se haya destinado un presupuesto decente para promover cultura y ciudadanía,
dos cosas que, de resolverse, realmente nos llevarían a ser una sociedad más
feliz. Y si bien, Susana Villarán no es
la encarnación del concepto de líder transformador –nadie lo es- y no ha sabido
capitalizar algunas de las circunstancias que la llevaron a la alcaldía de
Lima, revocarla, es agravar dos de los problemas más urgentes por resolver en
el Perú: el déficit institucional y la crisis de partidos.
Hoy, jóvenes de diversas organizaciones
sociales y políticas han confluido en el Comité Juvenil por el NO y otros
espacios de lucha, conscientes de lo que está en juego. Escribo esto con la
esperanza de que nuestra generación -luego de más victorias como la que estoy
seguro, obtendremos el 17 de marzo- podrá, dentro de unos años, sentarse a
vivir su vocación: discutir con sinceridad lo mejor para todos y trabajar por
hacerlo realidad.
[1] http://es.scribd.com/doc/20119957/LIBRO-COMUNICACION-POLITICA
. Ver la Unidad IV: La Mediatización de la Política
[2]
Ambas deficiciones y los dos párrafos anteriores han son adaptaciones de lo
escrito en las páginas 203 -204 de libro Comunicación Política: http://es.scribd.com/doc/20119957/LIBRO-COMUNICACION-POLITICA