Traducción de otro artículo de realitysandwich.com. Por favor, no olviden el primer post, antes iniciar la lectura.
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La meditación y las "Drogas"
No es un gran secreto que la mayoría de los instructores de
meditación más rankeados de la actualidad estaban interesados en las drogas.
Pero cuando digo “drogas”, por supuesto que no me refiero al alcohol o a la
oxytocina, sino a un subgrupo de químicos que nuestra sociedad ha considerado no aptos para el consumo
humano; estos incluyen el cannabis, la psilocibina, el MDMA y otros. Muchos de los instructores de budismo más
notables, por ejemplo, no le deben su primer estado alterado de conciencia al samadhi[1]
sino al LSD o a los hongos, y casi todos los “maestros espirituales” que
conozco (y conozco muchos) han fumado marihuana. Algunos todavía lo hacen.
Entonces, ¿cuál es la conexión? ¿Por qué a las personas que les gustan
las “drogas” les gusta la meditación? Y, ¿cuál es la
relación entre ambas?
La primera y la más simple de las respuestas es que ambas, la meditación
y las drogas son placenteras. Otorgan un tipo específico de placer, los
llamados placeres de la mente. Claro que en la superficie la meditación y los psicodélicos
parecen ser bastante diferentes: una es aburrida y calmada y la otra es alocada
y salvaje. Sin embargo, como saben los consumidores de psicodélicos y los
yoguis, ninguna de estas imágenes es correcta. Mientras que algunos químicos sí
llevan al éxtasis y al desvanecimiento de los límites; otros llevan a afilados
y silenciosos estados de reflexión. Y aunque la meditación generalmente hace
que surja calma en la mente, también lleva al éxtasis, al deleite, a sentimientos
religiosos/esprituales y a arrebatos de júbilo. Especialmente cuando la
capacidad de concentración es elevada.
Recuerdo que cuando recién empecé a meditar
fue como si hubiera recibido la respuesta clave a cientos de preguntas
espirituales “¡Ajá! ¡A esto se referían cuando dicen que Dios está en todas
partes!” La atención prestada a objetos mundanos los convierte en milagros
cotidianos, y un corazón abierto hace de la oración una experiencia catártica y
sanadora. De pronto, frases que suenan como clichés –“vive el presente”- se
llenan de verdad y ofrecimiento. Dejan de sonar como psicología pop
–“recuerden, burócratas conformistas, si viven el presente pueden hacer muchas
cosas y ser gerentes/amantes/personas más exitosas”- y empiezan a sonar como un
llamado a casa, a la Unidad.
Y claro, la meditación ofrece estos beneficios sin los efectos
secundarios de los químicos, incluso con mayor duración. Sin duda, el estado de
concentración[2] también es temporal
pero con la práctica puede mantenerse por días en vez de por unas horas. Toma
mucho más trabajo pero el placer que brinda es, después de todo, el efecto
secundario de un proceso integral que incrementa grademente la agudeza mental. Es
decir, la meditación es realmente buena para ti. Talvez es por esto que muchos
de nosotros -aunque no todos- dejamos de tomar plantas medicinales y
psicodélicos químicos una vez que practicamos en serio la meditación.
El tipo de placer que otorga la meditación también es similar al que dan las drogas. Cuando estás estón, tripeando o locazo ciertas sensaciones se intensifican. Puedes ver y sentir la música cuando estás en pepas. El sabor de algunos tipos de comida, como diría un fumador, es más “inteeenso”. Todos saben esto, y es por lo que muchas personas usan drogas (Claro que muchas personas fuman hierba solo para cagarla y no para tener intensificadas experiencias visuales, táctiles u otras; pero no hablaremos de ellas aquí). Estas sustancias no son un escape a la realidad sino lupas para verla mejor. Detalles íntimos de como la mente funciona, de cómo se fabrican las emociones, de cómo funciona la música. Las drogas pueden hacer de cada papita frita una delicada, crujiente y grasosa delicia. La meditación también se trata del mismo proceso de “intensificación” de la experiencia diaria, no de ir persiguiendo placeres cada vez más viscerales sino de aquietar la mente lo suficiente para –en palabras de Warren Zevon[3]- “apreciar cada comida[4]” Solía encontrar una contradicción entre la finalidad de “intensificar el día”, vivir al máximo posible y la vida contemplativa que asociaba con una actitud de escape a la experiencia de la vida humana. Eventualmente, llegué a entender que una vida contemplativa es la extensión lógica del vivir deliberadamente. En realidad, solo hay dos opciones disponibles para los que quieren chuparle hasta la médula a la vida: buscar continuamente experiencias más extremas o hacer que cada experiencia sea “extrema”. Algunas personas pueden vivir con la primera opción, pero yo la encuentro bastante agotadora. La meditación me permite “sacarle la médula” a la vida, de cada árbol, mesa, gaseosa o respiración. Al eliminar el ruido y detener el pensamiento, los verdaderos colores del universo fenomémico se revelan con una brillantez cada vez mayor. No es como estar estón todo el tiempo, porque no hay desorientación ni el tripeo de la mente racional. Pero sí es como estar estón en el sentido de los sabores, sensaciones, olores, sonidos y reflexiones se incrementan, se intercambian kinestésicamente – simplificadas en su presencia no conceptual – Razón suficiente para vivir.
El tipo de placer que otorga la meditación también es similar al que dan las drogas. Cuando estás estón, tripeando o locazo ciertas sensaciones se intensifican. Puedes ver y sentir la música cuando estás en pepas. El sabor de algunos tipos de comida, como diría un fumador, es más “inteeenso”. Todos saben esto, y es por lo que muchas personas usan drogas (Claro que muchas personas fuman hierba solo para cagarla y no para tener intensificadas experiencias visuales, táctiles u otras; pero no hablaremos de ellas aquí). Estas sustancias no son un escape a la realidad sino lupas para verla mejor. Detalles íntimos de como la mente funciona, de cómo se fabrican las emociones, de cómo funciona la música. Las drogas pueden hacer de cada papita frita una delicada, crujiente y grasosa delicia. La meditación también se trata del mismo proceso de “intensificación” de la experiencia diaria, no de ir persiguiendo placeres cada vez más viscerales sino de aquietar la mente lo suficiente para –en palabras de Warren Zevon[3]- “apreciar cada comida[4]” Solía encontrar una contradicción entre la finalidad de “intensificar el día”, vivir al máximo posible y la vida contemplativa que asociaba con una actitud de escape a la experiencia de la vida humana. Eventualmente, llegué a entender que una vida contemplativa es la extensión lógica del vivir deliberadamente. En realidad, solo hay dos opciones disponibles para los que quieren chuparle hasta la médula a la vida: buscar continuamente experiencias más extremas o hacer que cada experiencia sea “extrema”. Algunas personas pueden vivir con la primera opción, pero yo la encuentro bastante agotadora. La meditación me permite “sacarle la médula” a la vida, de cada árbol, mesa, gaseosa o respiración. Al eliminar el ruido y detener el pensamiento, los verdaderos colores del universo fenomémico se revelan con una brillantez cada vez mayor. No es como estar estón todo el tiempo, porque no hay desorientación ni el tripeo de la mente racional. Pero sí es como estar estón en el sentido de los sabores, sensaciones, olores, sonidos y reflexiones se incrementan, se intercambian kinestésicamente – simplificadas en su presencia no conceptual – Razón suficiente para vivir.
Incidentalmente, estuve sorprendido cuando empecé a meditar, de que
resultara algo tan placentero. Por supuesto que las personas que meditan a
menudo hablan acerca de una unión sublime con el Ser, o la disolución de lo que son en lo divino y estas cosas realmente suenan bastante placenteras. Aun
así no lo esperaba, como si todo lo “espiritual” tuviera que ser austero, sutil
o aburrido ¡Estaba equivocado! Además de los profundos beneficios de la
meditación, la enorme cantidad de júbilo fue asombrosa. En mi experiencia, le
gana cualquier estonura.
2. Estados mentales alterados
Un Segundo punto de similitud entre el uso de drogas y la meditación es
que ambas llevan a estados de conciencia que son diferentes de los ordinarios. Disfrutarlos
parece ser una cuestión de gustos. A muchas personas les gusta tomar vacaciones
a otros países. A algunos les gustan las comidas exóticas. A muchos otros les
gusta tomar vacaciones de sus estados ordinarios de conciencia en diferentes
“esferas mentales” donde nuevas perspectivas pueden obtenerse e incluso los
estímulos ordinarios pueden ser experimentados de maneras por completo
diferentes (incluso sin el incremento sensorial que mencionamos antes).
Muchas personas temen profundamente a los
estados alterados de conciencia. Creo que se debe a que están demasiado
temerosos de su propia mente inconsciente. Suscribir una visión del mundo en
las que las reglas “racionales” sobre decencia, propiedad, etc. Gobiernan cada
aspecto de la vida significa confiar en nuestras capacidades de juzgar
racionalmente cada decisión importante. Así que estados alterados de
conciencia que relegan estas capacidades
a un rol más subordinado o incluso imperceptible, dan miedo. Ahora, por
supuesto, estoy de acuerdo con que la mayoría de las decisiones importantes en
el mundo, y ciertamente las que afectan seriamente a otras personas se tomen
juzgando las cosas racionalmente. Pero ¿es un juicio racional el bailar? ¿el
dejarse llevar durante el orgasmo? ¿el enamorarse? Algunos de los nuestros
momentos más trascendentales llegan cuando la mente racional es acallada y algo
más toma su lugar. En algunos aspectos de la vida, estar en contacto con lo no
racional es esencial para ser humano.
Entonces, por razones puramente humanísticas, pienso que los estados
alterados de conciencia son una condición esencial para vivir una vida plena.
Por supuesto que uno puede vivir sin ellos, así como se puede vivir sin arte,
sin bailar, sin sexo u otros regalos divinos, pero creo que es una pena
hacerlo. Creo que algo falta, algo se empobrece cuando estos faltan.
3. Verdad
3. Verdad
Pero claro, muchos usuarios de psicodélicos y casi todos los que
practican meditación hacen una afirmación que va más allá de todo lo que hemos
dicho: que estos particulares estados de conciencia alterada llevan a la
verdad; que no se trata de simplemente de divertirse y estar estón. Dicen que
se trata de conocer la más profunda verdad de tu propia experiencia, o incluso
de conocer la naturaleza fundamental de la existencia misma. Solo siéntate y
observa tu respiración, dicen algunos budistas, y eventualmente entenderás
intuitivamente las cuatro verdades nobles, los hechos básicos de la vida.
De hecho así ha sido en mi experiencia. Afortunadamente,
me ha sido posible tener largas temporadas de práctica y he podido obtener un
entendimiento intuitivo a través del camino theravadan del budismo, en
particular en un retiro de silencio de cinco meses que completé en febrero de
2009. Las distracciones (“¡debería crear una casa editorial!”) no han pasado la
prueba del tiempo pero las cuestiones más profundas como por ejemplo, que el
sufrimiento es una causa inevitable del apego, esas cosas sí se han quedado conmigo y
parecen ciertas para mí.
Pero cuando de postulados acerca de la “verdad” se trata, las cosas se complican porque
hay cierta información que los psicodélicos revelan y que la meditación
raramente revela, y cierta información que la meditación revela no es revelada
por drogas o químicos. Por ejemplo, toma una inmensa cantidad de concentración
durante largos periodos de tiempo el entrar en las absorciones meditativas
(jhanas) que se asemejan en algunos aspectos a las otras “esferas” e incluso en
las experiencias más intensas que me han sido descritas –y que posteriormente
he podido experimentar yo mismo- no se comparan a las experiencias de mis
viajes en ayahuasca u otras plantas medicinales. No conozco otro camino para
acceder a esas esferas sin usar plantas medicinales.
Y, al mismo tiempo, mientras que los viajes en ayahuasca, producen
valiosa información sobre otras esferas y sobre tu propio corazón, no tienden a
ofrecer el nivel de discernimiento analítico que acompaña la reflexión
meditativa. Este nivel se presenta durante la meditación (aunque en muchas otras maneras también, por
supuesto).
Para mí, la resolución de esta tensión es bastante obvia: las plantas
medicinales son buenas para ciertos tipos de conocimiento y la meditación para
otros. Pero las personales espirituales, siendo de la manera que somos,
usualmente tenemos mucha pasión pero muy
poca luz sobre estos asuntos, con algunas personas insistiendo que este conocimiento
es bueno pero inferior, y otros argumentando que no, que ese conocimiento es
preliminar a este otro y así… Esto se da porque cada uno carga un bagaje
particular relacionado a la práctica de lo espiritual. Muchos que meditan han
tenido ingenuas y desagradables experiencias previas con drogas, y por eso
asumen que incluso los más enrarecidos
viajes en ibogaína no son mucho más que los intrascendentes trips en ácido que
se metieron en un concierto muerto en los sententas. Del otro lado, muchos
usuarios de plantas medicinales nunca han tenido la oportunidad de meditar en
un ambiente bien conducido – por ejemplo un retiro de silencio de cinco días o
más- y asumen que no pueden meditar o
que la meditación es un esfuerzo vano.
Personalmente, sin embargo, encuentro que ambos camino se enriquecen
mutuamente. Mucho de mi trabajo con plantas medicinales, creo, ha quedado atrás
en este punto de mi vida, pero cuando estuve mucho más involucrado con ellas,
me di cuenta de que la habilidad de estabilizar, de desenredar los hilos de un
cuento mental y de ser más perspicaz sobre lo que parece ser una verdad para la
mente. Todo esto me ha servido mucho en mi propio trabajo con chamanes. Y
también que la intensidad del trabajo con psicodélicos me hizo capaz de empujar
mis esquemas cognitivos cuando practicas
más graduales como el mindfulness[5] han sido poco efectivas o
muy difíciles. En la actualidad, mi lado vispassana le está ganando le está
ganando a mi lado chamánico y tiendo a preferir la reflexión limpia sobre los
estados alterados multi-esferas que parecen ser susceptibles de ser malinterpretados.
Pero bueno, ustedes saben, vayan a decirle eso a Ayaruna[6].
Aun así, no soy un super concecionista espiritual. Hay muchos en el mundo
espiritual quienes habiendo acogido el yoga o la meditación, dicen que las
drogas son útiles en un primer momento, una vistazo a los jardines quizás, pero
en última instancia es algo que debe ser trascendido. Mi propio camino refleja
esta vision de alguna manera pero también he conocido usuarios responsables de
plantas medicinales quienes continúan adentrándose en sus prácticas. A cada uno
lo suyo.
No soy enteramente pluralista,
sin embargo. Como he dicho con anterioridad en estas páginas, les diría a mis
colegas sangucheros [7] que, en mi humilde opinión, la práctica de la meditación es
un prerrequisito necesario para cualquier trabajo energético o chamánico. Creo
que tener experiencias fuera del cuerpo con posibles encuentros con entidades
alienígenas sin tener una práctica previa de meditación es como volar un avión
sin entrenamiento básico en aviación o sin instrumentos de navegación. Solo con
ver, una y otra vez, que la illusion de la conciencia no constituye el “ser”
vale el costo de la admisión. Así que es solo ver, una y otra vez que puedes
tener cierta experiencia y aun así estar equivocado acerca de su naturaleza. Pero
más que eso, creo que las prácticas afiladoras de la mente de la meditación
proveen balance y concentración en cualquier trabajo con psicodélicos. Por
último, son como ejercicios de calentamiento.
Es una conclusión elegante: las visiones traídas por las drogas y las plantas medicinales invitan a las personas a la meditación y así la meditación se vuelve el necesario paso preliminar para una práctica con drogas u otras modalidades. Un camino te muestra las otras esferas, el otro te enseña como navegarlas – y como navegar este mundo también-. Por último, casi todos aprendemos a la mala que las emocionantes campanas y luces de la experiencia espiritual, pasan, y que en efecto, cuanto más luz uno invita a su vida, más sombra aparece. Por esta razón, experiencias más chéveres – incluidas las que son poderosamente transformativas- tienden a perder su atractivo como ayudas al progreso espiritual. Siguen siendo excelente maneras de pasar el tiempo, pero no son más que eso.
Es una conclusión elegante: las visiones traídas por las drogas y las plantas medicinales invitan a las personas a la meditación y así la meditación se vuelve el necesario paso preliminar para una práctica con drogas u otras modalidades. Un camino te muestra las otras esferas, el otro te enseña como navegarlas – y como navegar este mundo también-. Por último, casi todos aprendemos a la mala que las emocionantes campanas y luces de la experiencia espiritual, pasan, y que en efecto, cuanto más luz uno invita a su vida, más sombra aparece. Por esta razón, experiencias más chéveres – incluidas las que son poderosamente transformativas- tienden a perder su atractivo como ayudas al progreso espiritual. Siguen siendo excelente maneras de pasar el tiempo, pero no son más que eso.
No son “eso”. Por supuesto que nada es “eso”, solo el tobogán por el que
uno navega los estos y los aquellos de la vida en esta esfera, con la esperanza
de hacer las cosas un poco más felices para el resto de nosotros en el proceso.
[2] En el texto original: the buzz of concentration
[3]
Zevon acuñó esta frase cuando David Letterman le preguntó qué efectos había
tenido en su vida diaria que le diagnosticaran una enfermedad terminal.
[4] En el texto original: appreciate every sandwich
[6] AYARUNA significa «aquellos
que se han ido antes o ancestros» – y también, «el espíritu femenino de la
Ayahuasca»
[7] Comunidad de lectores de realitysandwich.com
[7] Comunidad de lectores de realitysandwich.com
Muy bueno tu articulo.
ResponderEliminarGenial tu articulo hermano.
ResponderEliminarGracias por lo compartido, te deseo mucha paz y una hermosa existencia!
ResponderEliminarMe encanta el artículo. No es casualidad que haya encontrado justo lo que buscaba. Google, como la vida, te da lo que necesitas. Jeje
ResponderEliminarMe encanta el artículo. No es casualidad que haya encontrado justo lo que buscaba. Google, como la vida, te da lo que necesitas. Jeje
ResponderEliminarsi es cierto muchas gracias
ResponderEliminarDespués de un viaje, me queda una modorra y mi atención disminuye considerablemente, es por esto que he decidido dejar las hiervas para así dedicarme a meditar, ademas de que la vida cotidiana te exija sobriedad, la cual ya no considero aburrida si no un viajeson... por otra parte, algunos conocidos notan mi cambio y serenidad tomándome como referencia para su propio ¨despertar¨ los amo y no los quiero confundir. Aunque debería bastarme como razón de peso mi deterioro mental y los dolores en el pulmón, no me asustan debo aclarar pero me alertan y debo acatar, saludos.
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