Por el tipo de lectura que viene me parece importante pedirles que lean nuestro primer post. Si lo hacen y siguen sus recomendaciones es posible que noten una tendencia de la mente de no pensar sobre sí misma sino de proyectar hacia los demás todas las "verdades" que pueda ir aceptando durante la lectura, escapando de la posibilidad de ser transformada por la voluntad. Consideren esto pero por favor, no me crean nada, experimenten con la lectura que trata este mismo tema en extenso. Buen viaje.
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Prefacio
there is no spoon |
Ya que tantos
adolescentes, e incluso espectadores más adultos, creen que la película guarda
secretos que solo ellos pueden descifrar, secretos de empoderamiento,
iluminación y emancipación, sería apresurado de nuestra parte el descartar esta posibilidad sin una
investigación previa. Si concedemos a los fumones, frikis y cyberpunks, los que
están en carrera de ser la Zeitgeist[3] venidera, la
capacidad de tomar un éxito de taquilla de ciencia ficción y convertirlo en un
una genuina revelación, entonces les debemos a ellos y a nosotros mismos, por
lo menos albergar la posibilidad de que The Matrix sea algo más que solo una
película. Ya que los niños de hoy en día parecen preferir leer de la pantalla
de una computadora; ya que imágenes y luces son el medio que han escogido; ya
que acción, fantasía, romance, horror y efectos especiales son el canal a
través del cual interpretan la vida, el universo, y todo; y ya que la religión
y la ciencia, como mucha de la mitología antigua son vistas como parte de la
conspiración para llevarnos hacia una obediencia dócil y convertirnos en
ganado, “calmados como vacas hindúes” (en palabras de Tayler Durden[4]) entonces el
único lugar que queda para la búsqueda de sentido está en las películas y otros
medios populares. Hace veinticinco años, el punk rock le dio a los chicos algo que creer y practicar; sirvió a un propósito igual o similar que la religión, si
la religión no hubiera sido algo relegado al rango de lo condenado como “monse”,
por estos mismos chicos. Hoy los jóvenes se vuelven más eclécticos con cada
nanosegundo que pasa, y toman su inspiración y su rumbo de donde sea que
puedan. Las películas son la máxima forma de arte, y una película como The
Matrix, combina sensibilidad punk, con aproximaciones filosóficas, misticismo
kung fu, teoría de la conspiración, ocultismo, moda de destrucción masiva, y, por
último pero no menos importante, un mensaje mesiánico de redención. Como tal,
es ahora, por lo menos para las generaciones más jóvenes, el libro sagrado de
nuestro tiempo. En consecuencia, voy a tratarla precisamente como eso. Lo que
sigue es una exégesis[5].
Quizás la película es el
mito de nuestra era. Una pista ingeniosamente diseñada, un mapa (que seguido
diligente e implacablemente) con el cual
podemos, como Thomas, encontrar la verdad última sobre nosotros mismos. En tal caso,
seríamos tontos de no hacer el intento. Como dice el último gran mito de
nuestra era (el cristianismo) “la verdad os hará libres”. Y libertad es de lo
que se trata todo esto[6]. No tienes que ser un cyberpunk[7] para saber eso.
Jake Horsley, agosto de
2002
Reglas de juego para
sobrevivir dentro de la matrix:
1) Regla número
uno: Los humanos conectados [a la matrix] están definidos, sobretodo, por
externalidades
Sea transparente. Asegúrese de que sus metas son las metas comunes que todos los demás
comparten. Asegúrese de que sus
opiniones no provienen de usted mismo sino que vienen de otras personas. Así
evitará confundir a los otros. Por la misma razón, es preferible nunca decir
lo que realmente quieres decir; además trate de no tomarse en serio lo que dice[8]. La autenticidad es considerada amenazante dentro
de la educada[9] sociedad de la matrix. Por lo tanto, una fachada
funcional pero rígida e inmutable es esencial para mantener buenas relaciones
[con los humanos conectados a la matrix].
2)
Segunda
regla: Eres lo que posees
Los humanos conectados son coleccionistas. Cuantos más
objetos puedas adquirir, más alto se vuelve tu estatus en los ojos de otras
personas. Muy especialmente si son objetos inútiles. Las posesiones son
extensiones de la personalidad, entonces cuanto más accesorios puedas recolectar,
más extensa y compleja se vuelve tu personalidad. Sobre todo, objetos negros y
brillantes, con tonos elegantes de diseñador, y celulares aparishentes[10]; sirven
para aumentar la bacanería personal[11].
Es importante recordar, sin embargo, que estos objetos no han sido hechos para
ocultar la personalidad, en cambio, para reemplazarla por completo con una
efectiva fachada superficial. Con suficientes accesorios en tu BMW, ¿a quién le
importa que no corra tan bien, o cuánta gasolina consuma?
3)
Tecera
regla: Lo que la gente diga y piense sobre ti es lo más importante
La motivación primaria de todos los humanos alineados a
la matrix es agradarles a los demás[12].
Cuantas más personas te agraden y cuantas más de esas personas agraden de ti,
más importante te vuelves para ellas, y entonces te vuelves importante para ti
mismo. Ya que a los humanos conectados nos les gusta lo que no entienden, es
esencial ser directo, simple, predecible, y evitar actos inusuales o
pensamientos originales siempre que sea posible. Debido a que los humanos
conectados tienen poco o ningún interés o preocupación además de sí
mismos, es importante también, no infringir demasiado en su “espacio personal”[13].
En una conversación, evite el contacto visual que dure más de un momento.
Cualquier pregunta directa o personal debe mantenerse al mínimo, esto es,
cuando sería considerado descortés no preguntar. No es obligatorio escuchar. Los
humanos conectados, por regla general, no escuchan, en cambio esperan su turno
para hablar. Por eso, lo educado es abstenerse de prestar demasiada atención a
los sentimientos o necesidades de la otra persona ya que esto solo los hará
autoconcientes de estos sentimientos y necesidades[14].
4)
Cuarta regla: las
emociones extremas deben ser reprimidas
Las
personas conectadas, cuya preocupación primaria es agradar a los demás, se
esfuerzan por mantener una apariencia de afabilidad, consideración y civilidad
todo el tiempo. Cualquier acto o palabra que puedan ocasionar una ofensa debe
ser escrupulosamente evitada. Las personas conectadas son fácilmente ofendidas
ya que son extremadamente sensitivas a sus propias emociones; de hecho, es lo
único en lo que piensan[15]. De ahí que uno debe mantener una saludable
fachada de amabilidad en todo momento hasta que, eso sí, los sentimientos
propios hayan sido confrontados de alguna manera. En ese caso, la confrontación
directa será evitada siempre que sea posible ya que esto implicaría un
compromiso emocional con el otro, y en ese caso, incomodaría a ambas partes. El
enojo debe ser reprimido y recanalizado hacia actos más sutiles, disimulados,
intrascendentes para que la parte ofendida nunca esté totalmente consciente de
haber sido ofendida; en vez de eso, él o ella
sentirá sutilmente que algo anda mal en la relación[16],
y entonces será atormentado(a) por la culpa y la incertidumbre.
Las
personas conectadas rara vez se permiten experimentar emociones fuertes como
furia o tribulación; y si lo hacen, se asegurarán invariablemente que sus
expresiones sean indirectas y convenientes, por ejemplo, ante completos
extraños o en circunstancias desmedidas e inapropiadas. De este modo pueden
sentirlas sin revelar nada o comprometerse ellos mismos de alguna manera.
Indignación, resentimiento, amargura, arrogancia, autocompasión, desdén y una,
apenas velada hostilidad, son las respuestas emocionales preferidas de las
personas conectadas y [representan] el verdadero carácter de la matrix social.
5)
Quinta regla: Las
personas conectadas siempre se comparan con los demás
Cada
individuo es especial y único, y como tal, más importante que todos los demás.
Es la agenda única de cada entidad separada, el engrandecerse de cualquier
forma posible. Los medios para este auto engrandecimiento están basados en
compararse uno mismo con los demás, para aventajar a los demás tanto como sea
posible. Cuanto más se pueda minimizar
los otros y hacerlos sentir inferiores, más superior se vuelve uno ante sus
ojos y, por lo tanto, ante nuestros
propios ojos[17].
El campo de juego de la matrix social está basado en la interacción de los
egos, todos los cuales están compitiendo por poder sobre los otros egos. Para
los humanos alineados con la matrix, toda autoestima gira alrededor de logros
externos, adquisiciones y los elogios de nuestros pares humanos. La existencia
es competitiva por naturaleza. Todo poder, como tal, no reside en el control y
el dominio sobre uno mismo, sino sobre los otros. Cuanto más poder uno pueda robar
de los demás, más poder uno tiene para sí mismo. En sentido inverso, cuanto más
poderosos sean los otros, en relación a uno, menos poder tenemos sobre ellos.
Esto es porque los egos se definen a sí mismos a través de la comparación con
otros egos y a través de factores externos en vez de cualquier sentido interno
de valor o riqueza. El ego compite con otros egos sabiendo que solo el mejor
ego ganará, y que el ganador se lo lleva
todo. Como tal, el humano conectado, está por naturaleza en contra de todos los
otros humanos en una pelea, no por su supervivencia física, sino por la
supervivencia de su ego. Por esto, una hostilidad innata pero cuidadosamente
ocultada es la modalidad más constante de los humanos que funcionan en la
matrix social.
6)
Sexta regla:
Dentro de la matrix, la fama es el santo grial de todas las aspiraciones personales
La
máxima aspiración de las personas conectadas es tripartita: éxito, riqueza y
fama. Sin embargo, la racionalidad detrás de estas metas es simple. Juntas,
cosechan la máxima cantidad de poder sobre otras personas. Al colocarse en la
máxima consideración de la mayor cantidad de personas, uno entonces puede robar
una cantidad óptima de poder de ellos, para sí mismo. La fama es la meta máxima
de todos los humanos conectados a la matrix (aunque solo un puñado de ellos
intente obtenerla), ya que presupone las otras dos. La fama asegura ambas,
éxito y riqueza, pero lleva las cosas al siguiente nivel, el del verdadero
poder. Al alcanzar la adoración y la envidia del mundo, simplemente por ser rico y
exitoso, uno está seguro en la creencia de su propia superioridad: millones de
personas adoran a una, y sin embargo, secretamente la repudian. Por lo tanto el
poder de esa persona está completo y el ego se vuelve, al final, supremo, el
dios de su propio mundo. Para la mayoría de los humanos conectados, sin
embargo, esto que solo será experimentado a través de alguien más[18].
7)
Séptima regla: Los
humanos conectados a la matrix necesitan a alguien para adorar y a alguien para
despreciar.
En función de que la envidia del colectivo,
sentida hacia un individuo privilegiado en particular (Keanu Reeves, por ejemplo)
no estropee el placer que obtienen al adorarlo, es importante fomentar y
mantener la ilusión [falsa] de que algún día, ellos mismos alcanzarán similar o
incluso mayor gloria. La naturaleza de los humanos conectados es la de adorar
lo que desprecian y despreciar lo que adoran. Como base de todos sus actos está
un sentido de odio y desvaloración hacia sí mismos. De otro lado, miran con
desdén a los humanos que perciben como inferiores a ellos y por tanto en
encuentran su plenitud en este acto de desprecio. Y todo esto mientras se sientan orgullosos en su creencia de que “todos los hombres son creados iguales”
[1] wryly
[2] En el texto “no more of that”
[6] “Freedom is what it´s all
about” referencia al diálogo del agente Smith mientras interrogaba a Morfeo
[8] En el texto original: By the same token, it is preferable never to
say what you mean. Also, try not to mean what you say.
[9] polite matrix society
[10] swishy cell phones
[11] individual cool
[12] The primary
motivation of all matrix-aligned humans is to be liked
[13] it is
important also never to infringe overly on such a person's 'space'
[14] Therefore
it is only polite to do the same, and to refrain whenever possible from paying
too close attention to the other person's feelings or needs, since this will
only make them self-conscious.
[15] this is all they think about
[16] instead he or she will dimly
sense that something is amiss in the relationship
[17] The more one can belittle others and make them feel inferior, the
more superior one may thereby become in their eyes, and hence in one's own
[18] For most
plugged-in humans, however, this is something that can only ever be enjoyed
vicariously.
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