Importante

domingo, 2 de septiembre de 2012

El guerrero de la Matrix - I

Esta es una traducción de los fragmentos que consideré más útiles del libro The Matrix Warrior - Being the One de Jake Horsley. Un autor muy interesante. Tiene un blog en PijamaSurf que pueden seguir aquí

Por el tipo de lectura que viene me parece importante pedirles que lean nuestro primer post. Si lo hacen y siguen sus recomendaciones es posible que noten una tendencia de la mente de no pensar sobre sí misma sino de proyectar hacia los demás todas las "verdades" que pueda ir aceptando durante la lectura, escapando de la posibilidad de ser transformada por la voluntad. Consideren esto pero por favor, no me crean nada, experimenten con la lectura que trata este mismo tema en extenso. Buen viaje.


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Prefacio


there is no spoon
Como todos mitos verdaderos, The Matrix es un viaje de individuación, en el cual, el alma, a través de pruebas y adversidades se purga a sí misma de todo lo que le es ajeno y así arriba a la experiencia de la totalidad de sí misma. Esta apoteosis del ser (en la película) consiste en una forma de iluminación en la que el mundo se vuelve poco más que un espejismo, un espejismo a través del cual el alma es engañada, probada y retada. Una vez que Neo es capaz de “leer el código”, el juego se termina; o al menos pasa al siguiente nivel. Él sacude su cabeza despectivamente[1], quizás con un poco de tristeza, y detiene los inminentes balazos con un flojo movimiento de su mano, como diciendo “basta[2]”. Al ver el mundo tal como es lo ha transformado de adversario a aliado, quizás incluso en su amante: está sujeto a su voluntad para tomar forma a su antojo. Este clímax trascendental hace de The Matrix, la película de acción más grandiosa y  más popular jamás hecha, no solo un mito moderno sino un metamito: un mito acerca del eterno proceso por el cual los mitos y los humanos son hechos. Revela al mundo como un mito en sí mismo, y al ser humano como Mesías y Adversario al mismo tiempo, aún dividido entre los dos lados opuestos de su naturaleza.

Ya que tantos adolescentes, e incluso espectadores más adultos, creen que la película guarda secretos que solo ellos pueden descifrar, secretos de empoderamiento, iluminación y emancipación, sería apresurado de nuestra parte  el descartar esta posibilidad sin una investigación previa. Si concedemos a los fumones, frikis y cyberpunks, los que están en carrera de ser la Zeitgeist[3] venidera, la capacidad de tomar un éxito de taquilla de ciencia ficción y convertirlo en un una genuina revelación, entonces les debemos a ellos y a nosotros mismos, por lo menos albergar la posibilidad de que The Matrix sea algo más que solo una película. Ya que los niños de hoy en día parecen preferir leer de la pantalla de una computadora; ya que imágenes y luces son el medio que han escogido; ya que acción, fantasía, romance, horror y efectos especiales son el canal a través del cual interpretan la vida, el universo, y todo; y ya que la religión y la ciencia, como mucha de la mitología antigua son vistas como parte de la conspiración para llevarnos hacia una obediencia dócil y convertirnos en ganado, “calmados como vacas hindúes” (en palabras de Tayler Durden[4]) entonces el único lugar que queda para la búsqueda de sentido está en las películas y otros medios populares. Hace veinticinco años, el punk rock le dio a los chicos algo que creer y practicar; sirvió a un propósito igual o similar que la religión, si la religión no hubiera sido algo relegado al rango de lo condenado como “monse”, por estos mismos chicos. Hoy los jóvenes se vuelven más eclécticos con cada nanosegundo que pasa, y toman su inspiración y su rumbo de donde sea que puedan. Las películas son la máxima forma de arte, y una película como The Matrix, combina sensibilidad punk, con aproximaciones filosóficas, misticismo kung fu, teoría de la conspiración, ocultismo, moda de destrucción masiva, y, por último pero no menos importante, un mensaje mesiánico de redención. Como tal, es ahora, por lo menos para las generaciones más jóvenes, el libro sagrado de nuestro tiempo. En consecuencia, voy a tratarla precisamente como eso. Lo que sigue es una exégesis[5].  

Quizás la película es el mito de nuestra era. Una pista ingeniosamente diseñada, un mapa (que seguido diligente e implacablemente)  con el cual podemos, como Thomas, encontrar la verdad última sobre nosotros mismos. En tal caso, seríamos tontos de no hacer el intento. Como dice el último gran mito de nuestra era (el cristianismo) “la verdad os hará libres”. Y libertad es de lo que se trata todo esto[6].  No tienes que ser un cyberpunk[7] para saber eso.

Jake Horsley, agosto de 2002


Reglas de juego para sobrevivir dentro de la matrix:

1)      Regla número uno: Los humanos conectados [a la matrix] están definidos, sobretodo, por externalidades

Sea transparente. Asegúrese de que sus metas son las metas comunes que todos los demás comparten. Asegúrese de que sus opiniones no provienen de usted mismo sino que vienen de otras personas. Así evitará confundir a los otros. Por la misma razón, es preferible nunca decir lo que realmente quieres decir; además trate de no tomarse en serio lo que dice[8]. La autenticidad es considerada amenazante dentro de la educada[9] sociedad de la matrix. Por lo tanto, una fachada funcional pero rígida e inmutable es esencial para mantener buenas relaciones [con los humanos conectados a la matrix].

2)      Segunda regla: Eres lo que posees

Los humanos conectados son coleccionistas. Cuantos más objetos puedas adquirir, más alto se vuelve tu estatus en los ojos de otras personas. Muy especialmente si son objetos inútiles. Las posesiones son extensiones de la personalidad, entonces cuanto más accesorios puedas recolectar, más extensa y compleja se vuelve tu personalidad. Sobre todo, objetos negros y brillantes, con tonos elegantes de diseñador, y celulares aparishentes[10]; sirven para aumentar la bacanería personal[11]. Es importante recordar, sin embargo, que estos objetos no han sido hechos para ocultar la personalidad, en cambio, para reemplazarla por completo con una efectiva fachada superficial. Con suficientes accesorios en tu BMW, ¿a quién le importa que no corra tan bien, o cuánta gasolina consuma?

3)      Tecera regla: Lo que la gente diga y piense sobre ti es lo más importante

La motivación primaria de todos los humanos alineados a la matrix es agradarles a los demás[12]. Cuantas más personas te agraden y cuantas más de esas personas agraden de ti, más importante te vuelves para ellas, y entonces te vuelves importante para ti mismo. Ya que a los humanos conectados nos les gusta lo que no entienden, es esencial ser directo, simple, predecible, y evitar actos inusuales o pensamientos originales siempre que sea posible. Debido a que los humanos conectados tienen poco o ningún interés o preocupación además de sí mismos, es importante también, no infringir demasiado en su “espacio personal”[13]. En una conversación, evite el contacto visual que dure más de un momento. Cualquier pregunta directa o personal debe mantenerse al mínimo, esto es, cuando sería considerado descortés no preguntar. No es obligatorio escuchar. Los humanos conectados, por regla general, no escuchan, en cambio esperan su turno para hablar. Por eso, lo educado es abstenerse de prestar demasiada atención a los sentimientos o necesidades de la otra persona ya que esto solo los hará autoconcientes de estos sentimientos y necesidades[14].

4)      Cuarta regla: las emociones extremas deben ser reprimidas

Las personas conectadas, cuya preocupación primaria es agradar a los demás, se esfuerzan por mantener una apariencia de afabilidad, consideración y civilidad todo el tiempo. Cualquier acto o palabra que puedan ocasionar una ofensa debe ser escrupulosamente evitada. Las personas conectadas son fácilmente ofendidas ya que son extremadamente sensitivas a sus propias emociones; de hecho, es lo único en lo que piensan[15].  De ahí que uno debe mantener una saludable fachada de amabilidad en todo momento hasta que, eso sí, los sentimientos propios hayan sido confrontados de alguna manera. En ese caso, la confrontación directa será evitada siempre que sea posible ya que esto implicaría un compromiso emocional con el otro, y en ese caso, incomodaría a ambas partes. El enojo debe ser reprimido y recanalizado hacia actos más sutiles, disimulados, intrascendentes para que la parte ofendida nunca esté totalmente consciente de haber sido ofendida; en vez de eso, él o ella  sentirá sutilmente que algo anda mal en la relación[16], y entonces será atormentado(a) por la culpa y la incertidumbre.

Las personas conectadas rara vez se permiten experimentar emociones fuertes como furia o tribulación; y si lo hacen, se asegurarán invariablemente que sus expresiones sean indirectas y convenientes, por ejemplo, ante completos extraños o en circunstancias desmedidas e inapropiadas. De este modo pueden sentirlas sin revelar nada o comprometerse ellos mismos de alguna manera. Indignación, resentimiento, amargura, arrogancia, autocompasión, desdén y una, apenas velada hostilidad, son las respuestas emocionales preferidas de las personas conectadas y [representan] el verdadero carácter de la matrix social.

5)      Quinta regla: Las personas conectadas siempre se comparan con los demás

Cada individuo es especial y único, y como tal, más importante que todos los demás. Es la agenda única de cada entidad separada, el engrandecerse de cualquier forma posible. Los medios para este auto engrandecimiento están basados en compararse uno mismo con los demás, para aventajar a los demás tanto como sea posible.  Cuanto más se pueda minimizar los otros y hacerlos sentir inferiores, más superior se vuelve uno ante sus ojos  y, por lo tanto, ante nuestros propios ojos[17]. El campo de juego de la matrix social está basado en la interacción de los egos, todos los cuales están compitiendo por poder sobre los otros egos. Para los humanos alineados con la matrix, toda autoestima gira alrededor de logros externos, adquisiciones y los elogios de nuestros pares humanos. La existencia es competitiva por naturaleza. Todo poder, como tal, no reside en el control y el dominio sobre uno mismo, sino sobre los otros. Cuanto más poder uno pueda robar de los demás, más poder uno tiene para sí mismo. En sentido inverso, cuanto más poderosos sean los otros, en relación a uno, menos poder tenemos sobre ellos. Esto es porque los egos se definen a sí mismos a través de la comparación con otros egos y a través de factores externos en vez de cualquier sentido interno de valor o riqueza. El ego compite con otros egos sabiendo que solo el mejor ego ganará,  y que el ganador se lo lleva todo. Como tal, el humano conectado, está por naturaleza en contra de todos los otros humanos en una pelea, no por su supervivencia física, sino por la supervivencia de su ego. Por esto, una hostilidad innata pero cuidadosamente ocultada es la modalidad más constante de los humanos que funcionan en la matrix social.

6)      Sexta regla: Dentro de la matrix, la fama es el santo grial de todas las aspiraciones        personales

La máxima aspiración de las personas conectadas es tripartita: éxito, riqueza y fama. Sin embargo, la racionalidad detrás de estas metas es simple. Juntas, cosechan la máxima cantidad de poder sobre otras personas. Al colocarse en la máxima consideración de la mayor cantidad de personas, uno entonces puede robar una cantidad óptima de poder de ellos, para sí mismo. La fama es la meta máxima de todos los humanos conectados a la matrix (aunque solo un puñado de ellos intente obtenerla), ya que presupone las otras dos. La fama asegura ambas, éxito y riqueza, pero lleva las cosas al siguiente nivel, el del verdadero poder. Al alcanzar la adoración y la envidia del mundo, simplemente por ser rico y exitoso, uno está seguro en la creencia de su propia superioridad: millones de personas adoran a una, y sin embargo, secretamente la repudian. Por lo tanto el poder de esa persona está completo y el ego se vuelve, al final, supremo, el dios de su propio mundo. Para la mayoría de los humanos conectados, sin embargo, esto que solo será experimentado a través de alguien más[18].

7)      Séptima regla: Los humanos conectados a la matrix necesitan a alguien para adorar y a alguien para despreciar.

En  función de que la envidia del colectivo, sentida hacia un individuo privilegiado en particular (Keanu Reeves, por ejemplo) no estropee el placer que obtienen al adorarlo, es importante fomentar y mantener la ilusión [falsa] de que algún día, ellos mismos alcanzarán similar o incluso mayor gloria. La naturaleza de los humanos conectados es la de adorar lo que desprecian y despreciar lo que adoran. Como base de todos sus actos está un sentido de odio y desvaloración hacia sí mismos. De otro lado, miran con desdén a los humanos que perciben como inferiores a ellos y por tanto en encuentran su plenitud en este acto de desprecio. Y todo esto mientras se sientan orgullosos en su creencia de que “todos los hombres son creados iguales”




[1] wryly
[2] En el texto “no more of that”
[6] “Freedom is what it´s all about” referencia al diálogo del agente Smith mientras interrogaba a Morfeo
[8] En el texto original:  By the same token, it is preferable never to say what you mean. Also, try not to mean what you say.
[9] polite matrix society
[10] swishy cell phones
[11] individual cool
[12] The primary motivation of all matrix-aligned humans is to be liked
[13] it is important also never to infringe overly on such a person's 'space'
[14] Therefore it is only polite to do the same, and to refrain whenever possible from paying too close attention to the other person's feelings or needs, since this will only make them self-conscious.
[15] this is all they think about
[16] instead he or she will dimly sense that something is amiss in the relationship
[17]  The more one can belittle others and make them feel inferior, the more superior one may thereby become in their eyes, and hence in one's own
[18] For most plugged-in humans, however, this is something that can only ever be enjoyed vicariously.

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