Importante

martes, 4 de septiembre de 2012

El Guerrero de la Matrix - II

Esta es una traducción de los fragmentos que consideré más útiles del libro The Matrix Warrior - Being the One de Jake Horsley. Un autor muy interesante. Tiene un blog en PijamaSurf que pueden seguir aquí



Por el tipo de lectura que viene me parece importante pedirles que lean nuestro primer post. Si lo hacen y siguen sus recomendaciones es posible que noten una tendencia de la mente de no pensar sobre sí misma sino de proyectar hacia los demás todas las "verdades" que pueda ir aceptando durante la lectura, escapando de la posibilidad de ser transformada por la voluntad. Consideren esto pero por favor, no me crean nada, experimenten con la lectura que trata este mismo tema en extenso. Buen viaje.

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Las siete virtudes mortales: Factores de motivación primaria de los humanos conectados a la matrix


Codicia

Como Gordon Gekko[1] nos aseguró, “la codicia es buena”. La codicia es el impulso hacia la acumulación de propiedades, sea dinero, comida, parejas sexuales, conocimiento o poder. Ya que la codicia implica el exceso (ya que solo puede ser satisfecha teniendo más de lo que uno necesita), la naturaleza de esta acumulación compulsiva de objetos es que uno realmente no quiere o no tiene un uso real para ellos. Y como la racionalidad detrás de la codicia (lo que la hace buena) es que al adquirir cosas nos podemos comparar favorablemente con otros, quienes tienen menos cosas, la codicia es más valorada cuando uno es capaz de adquirir no sólo lo que no necesita sino, lo que otros sí necesitan palpablemente y con premura, pero no pueden obtenerlo (en parte porque lo hemos tomado para nosotros)[2].

La codicia es industria. Empodera e inspira al individuo a actuar al máximo de su capacidad, incluso si debe matarse en el proceso (y hacer que todos los demás mueran de hambre). La codicia es especialmente efectiva para mantener a los humanos conectados porque está completamente dirigida hacia afuera. Cuando mayor sea nuestro propio vacío existencial, más fuerte será la necesidad de llenar nuestra vida con bienes materiales. Así, la matrix se perpetua a sí misma indefinidamente.

Lujuria

El deseo de satisfacción sexual también es primario para los humanos conectados. Sin embargo, no es un deseo hormonal, ya que los humanos conectados, al volverse parte del mecanismo mayor de la matrix, han evolucionado más allá de su fisiología animal y ya no son más, seres orgánicos. No son impulsados por necesidades biológicas, sino por necesidades sicológicas/emocionales. Por tanto, el deseo sexual, una vez saludable y natural, se ha vuelto, como todas las falsas virtudes, el deseo del ego por auto engrandecerse (a menudo enmascarando auto desprecio). Cuantas más personas te puedes tirar, mayor autoestima puede acumular el ego; cuanto más fuerte se vuelve, más poder percibe que tiene sobre los otros. La gratificación sexual, por tanto, siempre debe incluir cierto grado de desdén e incluso de desprecio por el otro, esto para asegurar que no haya posibilidad de una conexión real [con el otro]. Dicha conexión es fatal para los humanos conectados, ya que la empatía siempre conlleva una pérdida del mí-mismo y el correspondiente debilitamiento del ego, que prospera en el aislamiento. Así, en los humanos conectados, el mecanismo de la lujuria no está relacionado a ningún deseo de unión a través del sexo[3]; por el contrario, se relaciona con la necesidad de dominar[4].

Ambición

Íntimamente relacionada a la codicia, es el deseo preprogramado, presente en todos los humanos conectados a la matrix, de servir al sistema al máximo de sus capacidades, y así arrancar favores y beneficios del mencionado sistema, o matrix. Una vez más, la ambición debe ser dirigida externamente. El éxito no puede ser medido en términos de algún sentimiento de bienestar interior sino solamente a través de  garantías venidas de otros de que, en efecto, uno es exitoso. Si la voz interior de un humano conectado (en la medida en que él o ella todavía tengan una voz interior) les dice que su éxito es de alguna manera insatisfactorio o vacío para ellos, es conveniente que esta voz de duda sea ahogada inmediatamente con una sobrecarga sensorial de estímulos externos. Estos estímulos (queridos compañeros de los humanos conectados) van a asegurarnos debidamente que, sí, esto es el éxito, y por supuesto que debemos sentirnos bien al respecto. Con el tiempo, el humano completamente adaptado a la matrix  aprende a medir su valor enteramente con los criterios de la sociedad, o sea, lo que dicen los demás. Dado que la matrix nos dice que somos exitosos, y nos debemos sentir bien al respecto, entonces debe ser verdad. En este punto, cualquier amigo o conocido que no sostenga esta verdad, o que se atreva a cuestionar el valor de nuestras ambiciones, debe ser implacablemente removido de nuestros círculos sociales. La ambición es alcanzada a través del servicio al todo, en este caso, a la matrix social que nos dice que es lo que debemos desear y como debemos conseguirlo, precisamente.

Envidia

La envidia es el medio por el cual el ego aspira a ser lo que no es. Es la envidia por el Porsche del vecino o la novia de tu mejor amigo, la que enciende la codicia, la lujuria y la ambición de los humanos conectados y le permite ser una fuerza motivadora en la vida. Ya que los egos de todos los humanos conectados son intrínsecamente inestables, inseguros y atormentados por la duda y el auto desprecio, es natural para ellos el desear ser todo lo que no son. La envidia, además, mantiene, vivos y coleando, el resentimiento y la hostilidad hacia los otros, dándoles el filo necesario a sus acciones y palabras, para abrirse camino a través de la competencia[5] [revisar lo escrito sobre la ambición]. Como vimos en la regla número siete, los humanos conectados invariablemente desprecian a los que admiran (por lo cual enamorarse es lo peor para los humanos conectados, a pesar de que hablen sobre esto constantemente), y esta emoción conflictiva es reconciliada en la falsa virtud de la envidia. Todos los egos superiores sirven para recordarles a los egos inferiores su propia nulidad[6]. Esto, a su vez, le da al ego el ímpetu que necesita para volverse igual a los otros egos a través del subterfugio y el engaño, para comprar, rogar o robar lo que sea que necesite para volverse igual a otros egos, y eventualmente sobrepasarlos a todos.

Vanidad y autocompasión

Una vez conocida como orgullo, los humanos conectados han reemplazado, tan noble pecado, con la más confortable (falsa) virtud de la vanidad. Ya que el orgullo implica autoconciencia y apreciación de las virtudes, fortalezas y obras de uno mismo – y ya que dicha autoconciencia no es asequible para los humanos conectados, dado su completo rechazo a examinar sus propias vidas-. El único medio para el humano conectado a la matrix de apreciarse a sí mismo es comparándose con otros y decidir, en todas las ocasiones, que él es más importante que cualquier otra persona. La vanidad es la habilidad de valorar los sentimientos, ideas, opiniones y decisiones propias, como infinitamente superiores a las de los demás, incluso si esto, obviamente, no es así[7] (de hecho, estas no son propias en absoluto, sino que fueron robadas o prestadas de otros). La vanidad es la habilidad (central para la composición de todos los humanos conectados) de pensar exclusiva y constantemente, acerca de si mismos, de tomar las experiencias propias, ya sea en la naturaleza de una bendición o de una maldición[8], con suma seriedad y valor, y referirse a las de los demás con una indiferencia burlona o a lo mejor, con una desdeñosa piedad. Sin embargo, la vanidad realmente es auto compasión disfrazada de vanagloria[9]. Es el medio por el cual los humanos conectados esconden de sí mismos y de los demás, el insidioso, paralizante hecho de su propio auto desprecio. Así, esta es quizás la más valiosa de todas las falsas virtudes dentro de la matrix social. Los humanos conectados no aman nada tanto como sentir pena por sí mismos, alimentar se sensación de que son mejores que su circunstancia, sin siquiera tomar responsabilidad por haber creado esa circunstancia en primer lugar. De este modo es que la auto compasión, disfrazada de autoestima[10] y la vanidad, actúan como una cubierta para el auto desprecio.

Indignación

Conforme a lo mencionado en la regla número cuatro, los humanos conectados trabajan duro para mantener sus verdaderos sentimientos en secreto. Esto es porque las emociones fuertes, incluso las negativas como la tristeza o la ira, tienen el indeseable efecto de causar que el ego gire y se transforme a la fuerza[11]. Dado que el pequeño, ajustado y fijo ego es la posesión central de todos los humanos conectados (es de hecho, el  punto de enchufe mismo, el nódulo que los conecta a la matrix), es esencial seleccionar como expresión solo aquellas emociones que permitan al ego mantenserse fijado en su modalidad y posición familiares. Ya que, como establecimos [anteriormente],  la modalidad del humano conectado a la matrix es de hostilidad y desprecio hacia los otros, la emoción más efectiva (una que permite que esta hostilidad y desprecio se exprese de la manera más apropiada[12]) es la indignación. Los humanos conectados tienen a pasar la mayor parte de sus vidas en un estado de indignación, y la matrix juega con esto. Teléfonos públicos con monedas atascadas en ellos (o teléfonos que solo aceptan tarjeta), buses que vienen de a tres después de media hora de espera, envolturas de cd casi imposibles de abrir, sistemas de encendido que se toman una cantidad obscena de tiempo y concentración para penetrar, todas estas cosas son deliberadamente diseñadas y mantenidas por la matrix, y los humanos trabajando en ella, para crear la máxima cantidad de indignación. La indignación también se relaciona con la vanidad: cuanto más vanidoso es uno, mayor complacencia consigo mismo, cuanta más indignación, más vanidoso se vuelve uno.

Pereza

Todos los humanos conectados son naturalmente apáticos, indolentes y perezosos. La matrix alienta la ambición, el ascenso social y los logros externos o industria material; pero desalienta fuertemente cualquier cosa que se parezca al verdadero esfuerzo, voluntad o disciplina. Esta es la razón por la que los logros externos son enfatizados tan insistentemente, ya que es posible obtener fama y fortuna sin siquiera tener que desarrollar nuestro carácter o naturaleza interior. Sobre todo, es esencial para mantener el grado apropiado de complacencia. La petulante auto satisfacción, común en todos los humanos conectados, y el no esforzarse por ningún cambio real y duradero. El estancamiento constante es el fundamento de la matrix, sin este no podría existir. Dicho estancamiento depende del fomento de la ilusión de cambio con el fin de distraer a los humanos conectados del rango y la putridez verdadera de sus vidas. Por lo tanto, es imperativo que los humanos conectados sigan permitiéndose ser distraídos por estímulos constantes, logros externos, deseos, problemas, miedos, y así sucesivamente (ya sean relacionados a comida, refugio, sexo, dinero, fama, o poder). De esta manera, los humanos conectados a la matrix siguen descuidando por completo sus necesidades interiores y permanecen en un estado de estancamiento constante. Por lo tanto, mientras que los humanos conectados son física y materialmente activos, en una lucha constante por superar obstáculos materiales y resolver problemas mundanos; a nivel espiritual, casi ni funcionan, hasta el punto que los músculos de la imaginación creativa (la única cosa que la matrix realmente teme) se han atrofiado, salvo en algunos raros individuos. En suma, todos los humanos conectados (es decir, todos, en todas partes, aunque el pueblo “civilizado” occidental es el que está más grave[13]) están jugando a la realidad consensuada estén conscientes de esto o no, y están jugando con reglas que ellos ni inventaron ni han aceptado conscientemente. De hecho, en la mayoría de los casos están completamente inconscientes de que dichas reglas existen. Por supuesto, las leyes de la física, de entropía, enfermedad, muerte, sexualidad, y así sucesivamente; son reglas que nosotros no acordamos, pero ellas son mucho más profundas y hablaremos de eso luego.  Y por extraño que parezca, la realidad consensuada de la matrix ha sido establecida de tal manera que primero es necesario entender las reglas antes de que puedas empezar a cambiarlas, doblarlas o quebrarlas. Así que esta es una opción de la que la mayoría de los humanos conectados nunca toman conciencia. No es un paso fácil de dar para los humanos conectados. El hecho de que la mayoría de los humanos conectados cree en Dios y en Satán, en el destino y en el “libre albedrío”, sin darse cuenta nunca de la deslumbrante contradicción de tal sistema de creencias, nos deja ver lo profunda que es la negación [en ellos].   Lógicamente, ni Dios gobierna el mundo, ni Satán lo hace. No pueden ser ambos. O bien nuestras acciones son mapeadas por alguna fuerza llamada “destino” o nosotros mismos decidimos en cada instante, usando cierta facultad llamada “voluntad”. Sin embargo, hay una tercera opinión, y es que Dios Y Satán trabajan juntos de una manera misteriosa, que Satán es solo el guardián de la prisión, un guardián de la prisión que nos preserva de llegar a Dios sin que nos hayamos probado a nosotros mismos ser lo suficientemente inteligentes para llegar a él; en este caso, “el libre albedrío” es algo que solo algunos pocos individuos alguna vez obtienen. Es el premio para aquellos preciosos lúcidos[14] quienes se han atrevido a echar un vistazo a lo que está más allá del guardia de la prisión y escaparse de un destino completamente inaceptable. Aquí es donde el guerrero de la matrix[15] entra en juego.



[2] greed is most fully vindicated when we are able to acquire not only what we don't need, but what others palpably do need, and quite badly, but cannot have (partly because we have taken it for ourselves)
[3] Hence, to plugged-in humans the lust mechanism is unrelated to any true sexual desire for union, and relates rather to the need to dominate.
[4] Ver la sexta regla de juego para sobrevivir dentro de la matrix.
[5] giving their acts and words the necessary edge to cut through the competition
[6] All superior egos serve to remind the inferior ego of its own worthlessness
[7] Conceit is the ability to value one's own feelings, ideas, opinions, and decisions as infinitely superior to everyone else's, even when they are quite obviously nothing of the kind
[8] to think exclusively and constantly about the self, to take one's own experiences, be they in the nature of blessing or curse
[9] Conceit is really self-pity masquerading as self-importance
[10] Self-importance
[11] This is because strong emotions, even negative ones such as sorrow or wrath, have the undesirable effect of causing the ego to shift and transform under duress
[12] one that allows this hostility and contempt to express itself in the most righteous manner
[13] which is to say, just about everyone everywhere, although western 'civilized' folk have the edge
[14] Un lúcido es un ser que ha obtenido libertad total y ha aprendido a leer el código de la matrix y a darle forma a la realidad de acuerdo a sus deseos. Sin embargo, ya que un lúcido es una persona que ha borrado el “mí mismo” él o ella no tiene otro deseo distinto del deseo universal de que toda la energía fluya hacia La Fuente. Un lúcido es alguien que se ha convertido en un ser imaginario, y entonces se vuelve un dios. Ya que él o ella existe dentro del sueño y está consciente de estar soñando el sueño, él o ella puede darle forma como le parezca oportuno.
[15] Un guerrero de la matrix es un humano que aunque sigue conectado a la matrix, ha empezado a darse cuenta de la naturaleza de su predicamento y actúa en consecuencia. Un guerrero de la matrix vive estratégicamente, en términos de conservar su energía a través de sus actos, y concentrándose exclusivamente en un simple objetivo: liberarse de la matrix. Una vez que el guerrero de la matrix hace contacto con el mundo real, toma la píldora roja, y se las arregla para desconectarse, él o ella se vuelve un mago de la matrix.

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