Por el tipo de lectura que viene me parece importante pedirles que lean nuestro primer post. Si lo hacen y siguen sus recomendaciones es posible que noten una tendencia de la mente de no pensar sobre sí misma sino de proyectar hacia los demás todas las "verdades" que pueda ir aceptando durante la lectura, escapando de la posibilidad de ser transformada por la voluntad. Consideren esto pero por favor, no me crean nada, experimenten con la lectura que trata este mismo tema en extenso. Buen viaje.
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tú |
Las
siete virtudes mortales: Factores de motivación primaria de los humanos
conectados a la matrix
Codicia
Como
Gordon Gekko[1]
nos aseguró, “la codicia es buena”. La codicia es el impulso hacia la
acumulación de propiedades, sea dinero, comida, parejas sexuales, conocimiento
o poder. Ya que la codicia implica el exceso (ya que solo puede ser satisfecha
teniendo más de lo que uno necesita), la naturaleza de esta acumulación
compulsiva de objetos es que uno realmente no quiere o no tiene un uso real
para ellos. Y como la racionalidad detrás de la codicia (lo que la hace buena)
es que al adquirir cosas nos podemos comparar favorablemente con otros, quienes
tienen menos cosas, la codicia es más valorada cuando uno es capaz de adquirir no
sólo lo que no necesita sino, lo que otros sí necesitan palpablemente y con
premura, pero no pueden obtenerlo (en parte porque lo hemos tomado para
nosotros)[2].
La
codicia es industria. Empodera e inspira al individuo a actuar al máximo de su
capacidad, incluso si debe matarse en el proceso (y hacer que todos los demás
mueran de hambre). La codicia es especialmente efectiva para mantener a los
humanos conectados porque está completamente dirigida hacia afuera. Cuando
mayor sea nuestro propio vacío existencial, más fuerte será la necesidad de
llenar nuestra vida con bienes materiales. Así, la matrix se perpetua a sí
misma indefinidamente.
Lujuria
El
deseo de satisfacción sexual también es primario para los humanos conectados.
Sin embargo, no es un deseo hormonal, ya que los humanos conectados, al
volverse parte del mecanismo mayor de la matrix, han evolucionado más allá de
su fisiología animal y ya no son más, seres orgánicos. No son impulsados por
necesidades biológicas, sino por necesidades sicológicas/emocionales. Por
tanto, el deseo sexual, una vez saludable y natural, se ha vuelto, como todas
las falsas virtudes, el deseo del ego por auto engrandecerse (a menudo
enmascarando auto desprecio). Cuantas más personas te puedes tirar, mayor
autoestima puede acumular el ego; cuanto más fuerte se vuelve, más poder
percibe que tiene sobre los otros. La gratificación sexual, por tanto, siempre
debe incluir cierto grado de desdén e incluso de desprecio por el otro, esto
para asegurar que no haya posibilidad de una conexión real [con el otro]. Dicha
conexión es fatal para los humanos conectados, ya que la empatía siempre
conlleva una pérdida del mí-mismo y el correspondiente debilitamiento del ego, que prospera en el
aislamiento. Así, en los humanos conectados, el mecanismo de la lujuria no está
relacionado a ningún deseo de unión a través del sexo[3];
por el contrario, se relaciona con la necesidad de dominar[4].
Ambición
Íntimamente
relacionada a la codicia, es el deseo preprogramado, presente en todos los
humanos conectados a la matrix, de servir al sistema al máximo de sus
capacidades, y así arrancar favores y beneficios del mencionado sistema, o
matrix. Una vez más, la ambición debe ser dirigida externamente. El éxito no
puede ser medido en términos de algún sentimiento de bienestar interior sino
solamente a través de garantías venidas
de otros de que, en efecto, uno es exitoso. Si la voz interior de un humano
conectado (en la medida en que él o ella todavía tengan una voz interior) les
dice que su éxito es de alguna manera insatisfactorio o vacío para ellos, es conveniente que esta voz de duda sea
ahogada inmediatamente con una sobrecarga sensorial de estímulos externos.
Estos estímulos (queridos compañeros de los humanos conectados) van a
asegurarnos debidamente que, sí, esto es el éxito, y por supuesto que debemos
sentirnos bien al respecto. Con el tiempo, el humano completamente adaptado a
la matrix aprende a medir su valor
enteramente con los criterios de la sociedad, o sea, lo que dicen los demás.
Dado que la matrix nos dice que somos exitosos, y nos debemos sentir bien al
respecto, entonces debe ser verdad. En este punto, cualquier amigo o conocido que
no sostenga esta verdad, o que se atreva a cuestionar el valor de nuestras
ambiciones, debe ser implacablemente removido de nuestros círculos sociales. La
ambición es alcanzada a través del servicio al todo, en este caso, a la matrix
social que nos dice que es lo que debemos desear y como debemos conseguirlo,
precisamente.
Envidia
La envidia es el
medio por el cual el ego aspira a ser lo que no es. Es la envidia por el Porsche
del vecino o la novia de tu mejor amigo, la que enciende la codicia, la lujuria
y la ambición de los humanos conectados y le permite ser una fuerza motivadora
en la vida. Ya que los egos de todos los humanos conectados son intrínsecamente
inestables, inseguros y atormentados por la duda y el auto desprecio, es
natural para ellos el desear ser todo lo que no son. La envidia, además,
mantiene, vivos y coleando, el resentimiento y la hostilidad hacia los otros,
dándoles el filo necesario a sus acciones y palabras, para abrirse camino a
través de la competencia[5]
[revisar lo escrito sobre la ambición]. Como vimos en la regla número siete,
los humanos conectados invariablemente desprecian a los que admiran (por lo
cual enamorarse es lo peor para los humanos conectados, a pesar de que hablen
sobre esto constantemente), y esta emoción conflictiva es reconciliada en la
falsa virtud de la envidia. Todos los egos superiores sirven para recordarles a
los egos inferiores su propia nulidad[6].
Esto, a su vez, le da al ego el ímpetu que necesita para volverse igual a los
otros egos a través del subterfugio y el engaño, para comprar, rogar o robar lo
que sea que necesite para volverse igual a otros egos, y eventualmente
sobrepasarlos a todos.
Vanidad
y autocompasión
Una
vez conocida como orgullo, los humanos conectados han reemplazado, tan noble
pecado, con la más confortable (falsa) virtud de la vanidad. Ya que el orgullo
implica autoconciencia y apreciación de las virtudes, fortalezas y obras de uno
mismo – y ya que dicha autoconciencia no es asequible para los humanos conectados,
dado su completo rechazo a examinar sus propias vidas-. El único medio para el
humano conectado a la matrix de apreciarse a sí mismo es comparándose con otros
y decidir, en todas las ocasiones, que él es más importante que cualquier otra
persona. La vanidad es la habilidad de valorar los sentimientos, ideas,
opiniones y decisiones propias, como infinitamente superiores a las de los demás,
incluso si esto, obviamente, no es así[7]
(de hecho, estas no son propias en absoluto, sino que fueron robadas o
prestadas de otros). La vanidad es la habilidad (central para la composición de
todos los humanos conectados) de pensar exclusiva y constantemente, acerca de
si mismos, de tomar las experiencias propias, ya sea en la naturaleza de una
bendición o de una maldición[8],
con suma seriedad y valor, y referirse a las de los demás con una indiferencia
burlona o a lo mejor, con una desdeñosa piedad. Sin embargo, la vanidad
realmente es auto compasión disfrazada de vanagloria[9].
Es el medio por el cual los humanos conectados esconden de sí mismos y de los
demás, el insidioso, paralizante hecho de su propio auto desprecio. Así, esta
es quizás la más valiosa de todas las falsas virtudes dentro de la matrix
social. Los humanos conectados no aman nada tanto como sentir pena por sí
mismos, alimentar se sensación de que son mejores que su circunstancia, sin
siquiera tomar responsabilidad por haber creado esa circunstancia en primer
lugar. De este modo es que la auto compasión, disfrazada de autoestima[10] y
la vanidad, actúan como una cubierta para el auto desprecio.
Indignación
Conforme
a lo mencionado en la regla número cuatro, los humanos conectados trabajan duro
para mantener sus verdaderos sentimientos en secreto. Esto es porque las
emociones fuertes, incluso las negativas como la tristeza o la ira, tienen el
indeseable efecto de causar que el ego gire y se transforme a la fuerza[11].
Dado que el pequeño, ajustado y fijo ego es la posesión central de todos los
humanos conectados (es de hecho, el
punto de enchufe mismo, el nódulo que los conecta a la matrix), es
esencial seleccionar como expresión solo aquellas emociones que permitan al ego mantenserse fijado en su modalidad y posición familiares. Ya que, como establecimos [anteriormente],
la modalidad del humano conectado a la
matrix es de hostilidad y desprecio hacia los otros, la emoción más efectiva
(una que permite que esta hostilidad y desprecio se exprese de la manera más
apropiada[12])
es la indignación. Los humanos conectados tienen a pasar la mayor parte de sus
vidas en un estado de indignación, y la matrix juega con esto. Teléfonos
públicos con monedas atascadas en ellos (o teléfonos que solo aceptan tarjeta),
buses que vienen de a tres después de media hora de espera, envolturas de cd
casi imposibles de abrir, sistemas de encendido que se toman una cantidad
obscena de tiempo y concentración para penetrar, todas estas cosas son
deliberadamente diseñadas y mantenidas por la matrix, y los humanos trabajando
en ella, para crear la máxima cantidad de indignación. La indignación también
se relaciona con la vanidad: cuanto más vanidoso es uno, mayor complacencia
consigo mismo, cuanta más indignación, más vanidoso se vuelve uno.
Pereza
Todos los humanos conectados son naturalmente
apáticos, indolentes y perezosos. La matrix alienta la ambición, el ascenso
social y los logros externos o industria material; pero desalienta fuertemente
cualquier cosa que se parezca al verdadero esfuerzo, voluntad o disciplina.
Esta es la razón por la que los logros externos son enfatizados tan
insistentemente, ya que es posible obtener fama y fortuna sin siquiera tener
que desarrollar nuestro carácter o naturaleza interior. Sobre todo, es esencial
para mantener el grado apropiado de complacencia. La petulante auto
satisfacción, común en todos los humanos conectados, y el no esforzarse por
ningún cambio real y duradero. El estancamiento constante es el fundamento de
la matrix, sin este no podría existir. Dicho estancamiento depende del fomento
de la ilusión de cambio con el fin de distraer a los humanos conectados del
rango y la putridez verdadera de sus vidas. Por lo tanto, es imperativo que los
humanos conectados sigan permitiéndose ser distraídos por estímulos constantes,
logros externos, deseos, problemas, miedos, y así sucesivamente (ya sean
relacionados a comida, refugio, sexo, dinero, fama, o poder). De esta manera,
los humanos conectados a la matrix siguen descuidando por completo sus
necesidades interiores y permanecen en un estado de estancamiento constante.
Por lo tanto, mientras que los humanos conectados son física y materialmente
activos, en una lucha constante por superar obstáculos materiales y resolver
problemas mundanos; a nivel espiritual, casi ni funcionan, hasta el punto que
los músculos de la imaginación creativa (la única cosa que la matrix realmente
teme) se han atrofiado, salvo en algunos raros individuos. En suma, todos
los humanos conectados (es decir, todos, en todas partes, aunque el pueblo
“civilizado” occidental es el que está más grave[13])
están jugando a la realidad consensuada estén conscientes de esto o no, y están
jugando con reglas que ellos ni inventaron ni han aceptado conscientemente. De
hecho, en la mayoría de los casos están completamente inconscientes de que
dichas reglas existen. Por supuesto, las leyes de la física, de entropía,
enfermedad, muerte, sexualidad, y así sucesivamente; son reglas que nosotros no
acordamos, pero ellas son mucho más profundas y hablaremos de eso luego. Y por extraño que parezca, la realidad consensuada
de la matrix ha sido establecida de tal manera que primero es necesario
entender las reglas antes de que puedas empezar a cambiarlas, doblarlas o
quebrarlas. Así que esta es una opción de la que la mayoría de los humanos
conectados nunca toman conciencia. No es un paso fácil de dar para los humanos
conectados. El hecho de que la mayoría de los humanos conectados cree en Dios y
en Satán, en el destino y en el “libre albedrío”, sin darse cuenta nunca de la
deslumbrante contradicción de tal sistema de creencias, nos deja ver lo
profunda que es la negación [en ellos]. Lógicamente, ni Dios gobierna el mundo, ni
Satán lo hace. No pueden ser ambos. O bien nuestras acciones son mapeadas por
alguna fuerza llamada “destino” o nosotros mismos decidimos en cada instante,
usando cierta facultad llamada “voluntad”. Sin embargo, hay una tercera
opinión, y es que Dios Y Satán trabajan juntos de una manera misteriosa, que
Satán es solo el guardián de la prisión, un guardián de la prisión que nos
preserva de llegar a Dios sin que nos hayamos probado a nosotros mismos ser lo
suficientemente inteligentes para llegar a él; en este caso, “el libre
albedrío” es algo que solo algunos pocos individuos alguna vez obtienen. Es el
premio para aquellos preciosos lúcidos[14]
quienes se han atrevido a echar un vistazo a lo que está más allá del guardia
de la prisión y escaparse de un destino completamente inaceptable. Aquí es
donde el guerrero de la matrix[15]
entra en juego.
[2] greed is most fully vindicated when we are able to
acquire not only what we don't need, but what others palpably do need, and
quite badly, but cannot have (partly because we have taken it for ourselves)
[3] Hence, to
plugged-in humans the lust mechanism is unrelated to any true sexual desire for
union, and relates rather to the need to dominate.
[4]
Ver la sexta regla de juego para sobrevivir dentro de la matrix.
[5] giving their
acts and words the necessary edge to cut through the competition
[6] All superior
egos serve to remind the inferior ego of its own worthlessness
[7] Conceit is the
ability to value one's own feelings, ideas, opinions, and decisions as
infinitely superior to everyone else's, even when they are quite obviously
nothing of the kind
[8] to think
exclusively and constantly about the self, to take one's own experiences, be
they in the nature of blessing or curse
[9] Conceit is
really self-pity masquerading as self-importance
[10] Self-importance
[11] This is
because strong emotions, even negative ones such as sorrow or wrath, have the undesirable
effect of causing the ego to shift and transform under duress
[12] one that
allows this hostility and contempt to express itself in the most righteous
manner
[13] which is to
say, just about everyone everywhere, although western 'civilized' folk have the
edge
[14]
Un lúcido es un ser que ha obtenido libertad total y ha aprendido a
leer el código de la matrix y a darle forma a la realidad de acuerdo a sus
deseos. Sin embargo, ya que un lúcido es una persona que ha borrado el “mí
mismo” él o ella no tiene otro deseo distinto del deseo universal de que toda
la energía fluya hacia La Fuente. Un lúcido es alguien que se ha convertido en un
ser imaginario, y entonces se vuelve un dios. Ya que él o ella existe dentro
del sueño y está consciente de estar soñando el sueño, él o ella puede darle
forma como le parezca oportuno.
[15] Un guerrero de la matrix es un humano que aunque sigue conectado
a la matrix, ha empezado a darse cuenta de la naturaleza de su predicamento y
actúa en consecuencia. Un guerrero de la matrix vive estratégicamente, en
términos de conservar su energía a través de sus actos, y concentrándose
exclusivamente en un simple objetivo: liberarse de la matrix. Una vez que el
guerrero de la matrix hace contacto con el mundo real, toma la píldora roja, y se
las arregla para desconectarse, él o ella se vuelve un mago de la matrix.
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